No, estas varillas no son especiales, no atraen la energía, son las clásicas varillas en forma de ele, que se han convertido en una excelente herramienta para la detección de las distintas geopatías, en realidad los elementos que usa el radiestesista son tan solo eso, herramientas, el verdadero poder está en nuestra mente, que es la que dotando de movimiento a las distintas herramientas nos ofrece respuestas a nuestras preguntas. La verdad es que siempre me ha gustado fabricar mis propias varillas, las he realizado en distintos materiales, varillas de distinto grosor y medidas cambiantes, cuando trabajamos con herramientas, hemos de intentar que estas sean cómodas, que no suponga un esfuerzo el utilizarlas, que faciliten y no entorpezcan la labor, esto en cualquier campo, así si necesitamos clavar un clavo, podemos utilizar una piedra, seguro que si, pero sin duda nos resultará más cómodo el utilizar un martillo.   

  Comentaba que después de fabricar muchas varillas, me decidí por hacer unas especiales, exclusivas, con una medidas acorde, diseñadas por mi y para mi, su corazón es de latón, decidí también que había de ponerle una terminación a las varillas que la dotaran de un estilo propio, diseñe para ello unas puntas de zamak y también pensé que sería bueno bañarlas en algún metal noble, como el oro o la plata, en realidad estaba diseñando una varillas en exclusiva para mi, pero después pensé que posiblemente habría más personas a las que posiblemente les gustaría usarlas cuando practican radiestesia. Hoy os presento las Varillas de Radiestesia "Druid" en cuatro acabados distintos, para los distintos gustos, diseñadas desde el amor por el radiestesista español Epifanio Alcañiz. Os explicaré también el origen del nombre, como todos sabéis, druid, es como se escribe druida en inglés y es así como empezaron a llamarme mis hijos en tono cariñoso, hace ya unos años, no he querido evocar con ese nombre tan solo al druida que tal vez alguno fue en otras vidas, simplemente he querido homenajear a mis hijos en el recuerdo de aquel cariñosos apodo, que aún siguen utilizando en ocasiones.