MOMIFICACIÓN

  MOMIFICACIÓN

   

   Cuando visité la iglesia del convento de la Anunciación en Alba de Tormes (Salamanca), donde fue enterrado el cuerpo de Santa Teresa de Jesús, descubrí que el lugar elegido para dicho enterramiento coincidía con el vórtice energético de 24500 UB que allí existe. Me asaltó entonces una duda razonable: ¿Guardarían una estrecha relación, los cuerpos momificados dentro de las iglesias con los vórtices energéticos?

   La teoría encajaba a la perfección. Si el nivel bioenergético de virus y bacterias oscila entre 4000-4500 UB, un alto nivel vibratorio, como el de los vórtices, perfectamente podría evitar el proceso de la putrefacción.

   Había leído y además comprobado, que con la forma piramidal se podía deshidratar carne. Esto también coincide, ya que una de estas estructuras perfectamente orientada y situada sobre una zona neutra puede elevar la densidad energética en su interior hasta unas 11500 UB. ¿Sería aquí también, la energía, la responsable de la no putrefacción? Han pasado ya bastantes años desde que decidí construir mi primera estructura y uno de los primeros experimentos fue introducir un trozo de bistec en la misma; me animó el resultado, ya que este quedó deshidratado en unos pocos días.

   Detectar un vórtice energético no es algo sencillo, complicado para cualquier radiestesista que no porte la cualidad de la telerradiestesia, esta cualidad no se adquiere, se nace con ella, creo que solo algunos psíquicos la portamos. Pero claro, decir que en un lugar exacto es donde se encuentra el vórtice y que este es de una vibración concreta, resulta sencillo, pero difícil de demostrar; la inmensa mayoría no dispone de esa sensibilidad, y creer a veces no resulta tan sencillo.

Algo me resultó evidente, la teoría es que si sobre 11200 UB deshidrato o momifico carne, sobre 13500 UB no debería tener  ningún problema, consideré que había llegado el momento de enfrentarse a mis propios fantasmas: ¿Sería tan sólo una farsa mental del inconsciente la que me marca un lugar concreto?

   Para ser sincero he de decir que no obtuve los resultados esperados a la primera. Era como si una mano invisible dificultara las respuestas a mis preguntas. Como si no hubiese sabido respetar las pautas y mi impaciencia por saber me llevase a una nueva espera, quizás me fallaba la fe, fe en lo que hacía; porque siempre en algún rincón de la mente anida la duda.

Expondré algunos de los muchos experimentos realizados:

 

 

   Experimento 1º

   Recuerdo que el primer intento fue con sendos filetes en dos recipientes herméticos de plástico, dos tuppers. Para esta prueba elegí en un lugar en pleno campo, era un pentágono energético (cinco vórtices de 13500 UB que forman un pentágono irregular en cuyo interior se obtiene también un registro de 13500 UB). No lo hice por casualidad; fue porque en Toledo y más concretamente en la iglesia de San Andrés, se da esta misma alteración en el altar y en la cripta que hay bajo el mismo  se conservan varios cuerpos momificados.

   La base del lugar elegido era de granito, no podía enterrar los filetes, los deposité en dos envases de plástico y opté por poner una piedra de mediano tamaño sobre uno y el otro en la grieta de una piedra con otra de apoyo. El mes elegido no pudo ser peor: agosto, con 40º a la sombra. Allí se quedó el experimento y regresé al lugar una semana más tarde, volvía con ganas de encontrar la confirmación a mis prospecciones. Sin embargo esta prueba no me aportó la luz que en ese momento necesitaba.

   El recipiente bajo la roca había desaparecido, es posible que un jabalí o perro lo detectara, no lo sé. El otro estaba en su lugar. Su tamaño se había reducido considerablemente y estaba nadando en un líquido maloliente; olía muy mal, pero no había entrado en la fase de putrefacción.

 

   Experimento 2º

   No me desanimé tras el primer fallo, la siguiente prueba fue con un gorrión muerto. Lo metí en un bote de cristal que cerré herméticamente, aunque practiqué en la tapa un par de agujeros para que entrase el aire y lo coloqué sobre un vórtice de 13500 UB. Pasados 10 días el cuerpo seguía intacto; había empezado a perder líquidos, pero tenía muy buen aspecto. A los 15 días empezaron a aparecer larvas en los líquidos y tiré el bote entero, era verano, entiendo que el proceso se ralentizó pero seguía sin obtener el resultado buscado.

 

   Experimento 3º

   La respuesta me llegó por casualidad, o quizás no, eso nunca lo sabré. Me regalaron un galápago y lo llevé a casa de mis suegros. Estaba en un terrario. Al llegar el invierno y verle menos activo, pensé que si sustituía el agua por arena podría enterrarse e hibernar y así lo hizo. Se enterró casi por completo. Le deje en el cuarto de baño en un lugar resguardado de las inclemencias del tiempo y allí pasó varios meses. Al llegar la primavera y ver que no se movía decidí sacarlo; estaba muerto, pero además momificado. Inmediatamente testé el lugar donde había pasado varios meses. Lo puse sin saberlo sobre un punto de meditación de 10500 UB, imagino que no hibernó y el pobre murió de hambre.

 

   Experimento 4º

   En otra ocasión decidí hacer un experimento doble. Conseguí 2 gorriones. Coloqué uno en un vórtice de 13500 UB, que hay en la habitación de una casa no habitada; junto a él puse una chuleta de cordero. El otro gorrión lo coloqué bajo una estructura piramidal en otra habitación cercana. No tuve ocasión de volver hasta pasado un mes. El resultado, aunque no del todo satisfactorio, me mostró algunas pautas.

   Esto también sucedía en verano. La chuleta estaba deshidratada o momificada. Los dos pájaros tenían la parte alta con las plumas y la piel, quizás un poco de carne deshidratada y el resto sirvió de alimento para unas larvas que habían dejado su funda en el lugar. Pero lo más curioso es que los gorriones… ¡se habían movido! Lógicamente ellos no, lo habían hecho las larvas; habían movido sus cuerpos o los restos de los mismos al menos 20 cm. ¿Sería que la densidad energética de los dos lugares no les era favorable y pretendían escapar con su sustento?

 

   Experimento 5º

   En la siguiente ocasión utilicé una urraca. Las pruebas anteriores me habían marcado unas pautas que me habían hecho dar vida a mis propias conclusiones y actuar según las mismas. En este caso utilicé una caja de zapatos (de cartón). Puse en la caja un lecho de arena sobre el que deposité la urraca, y luego la terminé de llenar con arena, tapándola después. Quería conseguir que los fluidos perdidos no influyesen en el proceso; de esta forma, deberían ser absorbidos por la arena. Además quería evitar las larvas de insectos, pues estos son más resistentes; aunque suelen escoger una geopatía para sus nidos, resisten bastante bien en los lugares energéticamente más densos. Septiembre fue el mes elegido.

   La caja la puse sobre el vórtice de 13500 UB de la casa no habitada. No la abrí hasta 2 meses más tarde.

Esta vez sí, allí estaba la urraca, perfectamente momificada. ¡Eureka! todo había funcionado como yo esperaba.

   Experimento 6º

   En este caso utilicé dos codornices evisceradas y las enterré en el campo. Una en un vórtice de 24500 UB y la otra en el octógono radiante que forma dicho vórtice. Las metí en una bolsa de plástico antes de enterrarlas. Volví al lugar pasados 45 días. El proceso de putrefacción no había comenzado. Habían soltado bastante líquido, que no olía bien. Tiré las bolsas y deposité las codornices directamente sobre la tierra, enterrándolas. Pasados otros 45 días más volví a sacarlas parecían dos croquetas, embarradas, pero no momificadas. El proceso de putrefacción seguía sin comenzar, volví a enterrarlas, nunca las desenterré, en ese periodo había llovido y entiendo que el agua hidrata y perjudica el proceso.

   

   Todos estos experimentos fueron realizados en un periodo de unos dos años y me llevaron a las siguientes conclusiones:

 

   1) La carne se deshidrata en aquellos lugares donde el nivel bioenergético se hace más denso. A partir de 10000-10500  UB creo que esto es factible.

   2) Que el aporte bioenergético sea de origen natural (telúrico o cósmico) o artificial (estructuras o formas) ofrece los mismos resultados.

   3) A partir de un determinado nivel vibracional, 10000 UB, se consigue dificultar que la bacteria responsable de la putrefacción prospere.

   4) Los líquidos hidratan la carne evitando la momificación. Es, por tanto, indispensable proteger el experimento de agentes externos que aporten humedad al mismo (lluvia, rocío, etc.) también aislarlo de los propios líquidos perdidos durante el proceso.

   5) El verano no es la mejor época para realizar experimentos por dos razones: el calor acelera la descomposición y los insectos proliferan. Estos están perfectamente adaptados y pueden soportar altas dosis de energía (aunque no les es favorable, las larvas de los mismos pueden arruinar el trabajo).

   6) Cuando el experimento se realice con animales muertos, completos (con sus vísceras), es importante evitar que los fluidos que pierdan queden en contacto con el cuerpo; estos lo hidratan, retrasando o abortando el proceso.

   Estas conclusiones me llevan a reafirmarme en la idea de que este fenómeno era conocido por nuestros antepasados. Ellos solían considerar los vórtices energéticos como un camino de unión entre el cielo y la tierra; sepultaban en ellos el cuerpo de personajes ilustres o de simples conocedores del fenómeno. En algún caso les llevaría a este resultado y, a la vez, lo considerarían un hecho sobrenatural.

   Cuentan con al menos un vórtice en su interior prácticamente la totalidad de los templos construidos, desde el megalitismo hasta el Renacimiento. Fue en esta época en la que pienso que poco a poco se dejó de creer en estos valores y se empezó a abandonar la costumbre de construir los lugares de culto sobre algún vórtice energético.

   La momificación espontánea, sin agentes conocidos que intervengan en el proceso, es un hecho para el cual la ciencia no tiene explicación. Desde esta página ofrezco mi saber y mi colaboración para todos aquellos profesionales de la ciencia y otras disciplinas que se sientan atraídos por este mundo tan deformado a veces pero interesante siempre, la Radiestesia.

 

    Algunos de mis experimentos: 

   Urraca momificada, enterrada en arena, en pleno verano durante un periodo de dos meses, en un vórtice de 13500 UB.

  Conejo, eviscerado y momificado en un vórtice de 13500 UB, en este caso situé el conejo a la intemperie, sobre dos ladrillos en el vórtice y lo tapé con medio bidón de plástico para protegerlo del rocío, la lluvia y los animales; en un mes quedó por completo momificado, un insecto ocasionó el deterioro del cuello. El experimento se llevó a cabo en el mes de febrero de 2011.

       Rata depositada sobre un vórtice de 13500 UB, en una caja de cartón, con una base de arena y un ladrillo, esto es para facilitar la absorción de los líquidos, pasado un mes la rata está incorrupta y momificada, pero al presionar el abdomen aún cede por lo que entiendo que debo dejarla al menos 15 días más en el vórtice, la diferencia más notable se aprecia en la delgadez de las patas.

   A los 110 días la rata está perfectamente momificada, el único factor empleado en el proceso fue la densidad energética aportada por el vórtice energético en el que fue depositada.



    Epifanio Alcañiz


  Psíquico


  Radiestesista y telerradiestesista


  Investigador de las energías telúricas

 

  Restaurador bioenergético


  Cocreador energético

Share by: